¿Los receptores androgénicos se saturan? Mitos vs Ciencia

Uno de los mitos más persistentes en el mundo de la farmacología deportiva es la supuesta "saturación" de los receptores androgénicos. Según esta creencia, llega un punto en el que estos receptores dejan de responder a la testosterona u otros compuestos androgénicos, obligando a incrementar las dosis o a realizar descansos prolongados para "resensibilizarlos". Pero ¿qué hay de cierto en todo esto? En este artículo vamos a desgranar la evidencia científica más actual para desmontar este mito y ayudarte a comprender cómo funcionan realmente estos receptores en el cuerpo humano.
¿Qué son los receptores androgénicos y cómo funcionan?
Los receptores androgénicos son proteínas ubicadas en diferentes tejidos del cuerpo humano, especialmente en los músculos, los huesos, el cerebro y los órganos sexuales. Su función principal es unirse a hormonas androgénicas como la testosterona y la dihidrotestosterona (DHT), lo que desencadena una serie de procesos biológicos como la síntesis de proteínas, el crecimiento muscular o la producción de esperma.
Cuando un andrógeno se une al receptor, este complejo viaja al núcleo celular y se une al ADN, activando o desactivando ciertos genes. Es importante entender que este proceso no es inmediato: puede tardar desde horas hasta días en generar un efecto biológico apreciable.
¿De dónde surge el mito de la saturación?
Existen dos grandes fuentes que han alimentado este mito. La primera es una comparación errónea con la tolerancia farmacológica que ocurre con drogas como los opioides o el alcohol. En esos casos, con el tiempo y el uso prolongado, el cuerpo necesita dosis más altas para producir el mismo efecto. Algunos asumieron que esto también se aplica a los esteroides anabólicos, lo cual es incorrecto.
La segunda fuente proviene de la mala interpretación de estudios antiguos, principalmente de las décadas de 1980 y 1990. En esos trabajos se sugería que dosis altas de andrógenos podrían reducir la sensibilidad o la expresión de los receptores. Sin embargo, investigaciones más recientes han demostrado lo contrario: los receptores no se desensibilizan, sino que aumentan en número en respuesta a la carga androgénica.
La evidencia científica actual
Un estudio de 1998 mostró que tras una exposición prolongada a DHT y metribolona, los receptores androgénicos aumentaban su expresión en células de la piel genital en un 200% y un 25% respectivamente. Lejos de apagarse, los receptores aumentaban en número.
Otro estudio de 1996 en células musculares observó un incremento significativo en la cantidad de receptores tras la administración de testosterona, especialmente en las células satélite, que juegan un papel clave en la regeneración y crecimiento muscular.
En el tejido óseo humano, también se ha demostrado que la DHT incrementa la expresión de estos receptores. Todo esto nos lleva a la conclusión de que los receptores androgénicos no se saturan, sino que se autorregulan y proliferan cuando hay una mayor presencia de hormonas androgénicas en sangre.
El papel del entrenamiento
No solo los andrógenos influyen en la expresión de estos receptores. El entrenamiento, especialmente el de fuerza, también tiene un impacto directo. Un estudio en powerlifters encontró que los niveles de receptores androgénicos aumentaban de manera natural con el entrenamiento. Y aún más interesante: aquellos que usaban esteroides experimentaban un aumento aún mayor.
Dosis fisiológicas y supramáximas
Estudios recientes han evaluado el efecto de diferentes dosis de testosterona sobre la expresión de los receptores androgénicos. Se ha comprobado que tanto dosis fisiológicas (por ejemplo, 200 mg/semana) como supramáximas (600 mg/semana o más) inducen un incremento en la expresión de estos receptores.
Un estudio realizado por Howard et al. demostró que 200 mg de enantato de testosterona por semana durante un periodo de restricción calórica severa aumentó significativamente el contenido de proteína de receptor androgénico en hombres físicamente activos. Otro estudio liderado por Shinah Kim confirmó un aumento en la expresión de receptores en células satélite musculares con dosis altas de testosterona.
Incluso en estudios con ratas, como el de Costi et al., se observó que las dosis farmacológicas incrementaban la expresión en las células de Leydig, apoyando la hipótesis de que el cuerpo responde a la carga androgénica con una adaptación positiva.
Conclusión: los receptores no se saturan
La afirmación de que los receptores androgénicos se saturan o se desensibilizan carece de base científica. La evidencia indica claramente que, ante una mayor presencia de andrógenos en sangre, el cuerpo no "apaga" sus receptores, sino que aumenta su número para captar más señal hormonal.
Esto tiene implicaciones prácticas muy importantes para quienes usan testosterona, ya sea como parte de una terapia hormonal o en protocolos de mejora del rendimiento. No es necesario aumentar las dosis por miedo a una supuesta desensibilización: si no estás progresando, es probable que la causa esté en otros factores como el entrenamiento, la nutrición, el descanso o incluso la calidad del compuesto.
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